Hoy en día, factores sociales y económicos hacen que el modelo de referencia de pareja, que siempre ha sufrido cambios a lo largo de la historia, esté en total revolución.

Los cambios en el modelo de pareja y familia se han acelerado en las últimas décadas. Muchas personas vivieron en su niñez un modelo de pareja, heterosexual, basado en unos roles de la mujer y del hombre muy diferenciados, que se unen para toda la vida con el fin de tener hijos, y frecuentemente fundamentado en unos valores religiosos (mayoritariamente católicos en nuestros país). Estas personas ya de adultas han vivido sus propias relaciones de pareja en un medio socio-económico y cultural muy diferente al que vivieron de pequeños. Hay muchos factores que lo han acelerado: flexibilización de las estructuras familiares, con un modelo jerárquico más abierto y flexible; evolución del papel de la mujer en la sociedad, algo común en general en todo el mundo occidental; tasa de natalidad muy baja, por lo que la pareja ya no tiene como fin la descendencia; cada miembro puede tener su propia carrera profesional e ingresos y ambos pueden tener sus propias metas, inquietudes y proyectos, que quizá no coincidan con los del otro miembro, etc. Esto conlleva la necesidad de un papel más igualitario de ambos miembros de la pareja en el cuidado del hogar y crianza de los hijos, llegado el caso. A todo esto añadimos la variedad de situaciones familiares que hoy en día, con una sociedad en constante evolución, más abierta y tolerante, se presentan: familias monoparentales, parejas divorciadas que comparten o no custodia de los hijos, parejas con diferentes orientaciones sexuales con roles menos diferenciados y nuevos roles, familias reconstituidas (segundas parejas que aportan cada uno sus hijos con una pareja anterior), etc…  Por otro lado, la tendencia actual es que dos de cada tres matrimonios se unen por lo civil, y no por el rito católico, como era lo habitual en el siglo XX en España. A raíz de la ley del divorcio de 2005, en España aumentan las parejas que interrumpen su convivencia, posiblemente gracias a la simplificación de los trámites y rapidez en el proceso. La duración media de los matrimonios en 2016 en España fue de 16,3 años, según el INE. Los matrimonios en 2017 entre personas del mismo sexo llegaron casi al 3% del total, según el INE.

Así, la pareja se considera un modelo de convivencia, con un fin afectivo e instrumental, y una vía más de expresión y realización personal.

¿Existe una crisis en el modelo de pareja?

Todo ello hace que los modelos de pareja hoy en día sean muy variados. Por lo tanto, más que hablar de una crisis en el modelo de pareja, lo que hay son múltiples modelos, adecuados a diferentes necesidades y expectativas. La pareja hoy en día tiene una serie de características que la hacen diferente a décadas anteriores:

– Flexibilidad de roles en la pareja heterosexual, dando cabida a diferentes tipologías de pareja.

– La diversidad sexual nos aporta nuevos roles dentro de la pareja.

– Objetivos comunes, que conviven con objetivos personales a los que no se renuncia.

– Importancia de la relación frente a otras relaciones, pero sin indicar una exclusividad frente a otras relaciones importantes: especialmente amigos, familia y colegas profesionales….

– Equilibrio entre las necesidades afectivas dentro de la pareja y la necesidad de identidad y autonomía personal. Este equilibrio es muy específico de cada persona, no hay un estándar.

Pero no es tan sencillo como parece. Cuando hemos crecido en una familia con una estructura determinada, con ciertos roles y estilos de comunicación, no siempre es fácil manejarse en otros modelos diferentes, por lo que en ocasiones, se necesitan nuevas actitudes y habilidades. En estas condiciones, se hace más difícil saber qué es lo que está bien, y lo que no; cómo resolver problemas o llegar a acuerdos; es frecuente la desorientación de las parejas en este sentido y en ocasiones, se complica al existir diferencias entre los miembros en el modelo de referencia, que condiciona lo que están dispuestos a aportar, conceder, compartir, esperar, pasar por alto, etc… en su relación de pareja. Caminar por un nuevo camino es más difícil, pero puede ser más satisfactorio, tan sólo hay que desarrollar los recursos personales adecuados y revisar nuestras expectativas, que quizá ya no se correspondan al modelo de nuestros padres y abuelos. Por este motivo, son muchas las parejas que acuden a psicoterapia de pareja, pues consideran que necesitan realizar cambios en la manera de enfocar la comunicación y solucionar conflictos, así como generar juntos una interacción más positiva y estimulante, acorde a sus necesidades y valores personales.

Fuentes recomendadas:

Cómo han cambiado las familias españolas, Expansión, 8 de abril de 2017.

Instituto Nacional de Estadística (INE)

Irene de Miranda Reynés
Directora IDEM Psicología y Terapia