Continuamos hoy hablando de la importancia de regular nuestros propios estado emocionales, como ya introducíamos en otro artículo del Blog.

Desde hace décadas es un tema candente en la psicología el poder identificar por qué algunas personas son capaces de gestionar sus emociones de forma que no las suprimen o anulan, ni se dejan llevar por ellas descontroladamente, sino que conviven con ellas de forma adaptativa, siendo una ventaja más a la hora de relacionarse con los demás, afrontar retos, gestionar el estrés o cumplir sus metas personales.

Skinner, Edge, Altman y Sherwood (2003), identificaron, de una amplia revisión de la literatura científica, las estrategias de afrontamiento que usan las personas ante situaciones estresantes y las clasificaron según fueran adaptativas o desadaptativas de cara a la regulación emocional.

¿Qué podemos hacer las personas para recuperar nuestro equilibrio emocional?

Hoy vamos a revisar las estrategias adaptativas para gestionar nuestras emociones: todas ellas nos ayudan a regularnos emocionalmente y tienen beneficios a nivel personal o interpersonal. Estas son las más efectivas:

– Búsqueda de apoyo social: búsqueda de contacto y consuelo, la ayuda instrumental o consejo y el apoyo (espiritual o no).

– Regulación afectiva: intentos activos de influir sobre el malestar emocional y expresar constructivamente las emociones en el momento y lugar adecuados: el auto reconfortarse, la relajación, y la expresión emocional controlada (verbal o no).

– La actividad física: es un elemento fundamental para regular nuestras emociones, como la ansiedad, el estrés, la tristeza, etc. Tanto de manera habitual, como de manera puntual, nos ayuda a recuperar el equilibrio, además de generar bienestar y cuidar nuestro estado de salud general.

– Distracción: se refiere a los intentos activos para tratar con una situación estresante mediante el enganche en una actividad alternativa agradable (hobbies, ejercicio, ver la televisión, ver a los amigos o leer). Es una canalización de emociones negativas hacia actividades socialmente aceptables (Chabrol & Callahan, 2004).

– Negociación: esta estrategia implica conductas cuyo objetivo sería hacer un trato, pactar, proponer un compromiso con la otra persona, con el fin de disminuir el estrés. Es una de las formas más comunes de afrontar los problemas interpersonales y está asociada a una comunicación asertiva (Skinner et al. 2003).

– Resolución de problemas: centrarse en el problema y buscar alternativas de resolución, llevándolas a la práctica.

– Búsqueda de información y reconstrucción positiva de la misma: el objetivo del uso de estas estrategias sería aprender más sobre la situación (causas, consecuencias, significado y estrategias de intervención) para ampliar nuestro punto de vista y ser más objetivos.

– Reevaluación o reestructuración cognitiva: son intentos de cambiar el punto de vista sobre la situación estresante, con la intención de verla de manera más positiva. Incluye focalizarse en lo positivo, revisar nuestras creencias limitantes, relativizar la importancia real (“Me dije que el problema no era tan importante”), optimismo, minimización y crecimiento personal.

– Afrontamiento mediante participación en rituales públicos, privados, así como recurrir a las creencias espirituales de cada uno, religiosos o no. Los rituales, como forma de afrontar hechos estresantes, en particular la pérdida, muestran evidencia empírica de asociación positiva con ajuste social y reducción de la ansiedad (Campos et al. 2004).

Normalmente las personas pensamos que cuando nos alteramos emocionalmente, lo único que podemos hacer es esperar a que pase. Como si fuéramos víctimas de todo lo que ocurra a nuestro alrededor. Al revés: cuando no me encuentro bien, tengo muchas estrategias para rebajar estas emociones desagradables y generar mi propio equilibrio y bienestar emocional. Esto es un tema trabajado a menudo en psicoterapia: devolverle a la persona la capacidad y también la responsabilidad, de regular su propio estado emocional. Es como un superpoder que podemos desarrollar, os animo a ello!.

 

Un abrazo,

Irene de Miranda Reynés
IDEM Psicología
www.idempsicologia.es